“Luisa se levanta a las 4:00am, es la primera en hacerlo en casa mientras todos duermen, prepara el almuerzo para empacar, el desayuno de los niños y niñas, antes de salir a llevar a la cita de control a su padre quien tiene 84 años y atraviesa un proceso degenerativo de salud. Luisa durante todo el día esta entre labores de la casa, la preparación de alimentos, el cuidado de los niños de la vecina quien le reconoce a veces algo económicamente, cuando se puede…son las 10:45pm y Luisa es la última en acostarse mientras alista parte de lo que implicará iniciar temprano el siguiente día”
Hoy 22 de julio conmemoramos el día Internacional del trabajo doméstico y cuidado no remunerado, en reconocimiento a las personas cuidadoras quienes en su mayoría son mujeres quienes han dedicado su vida a realizar labores de cuidado de los hijos/hijas, de personas con discapacidad, personas enfermas, personas dependientes, animales y el territorio entre otros.
Según el DANE- Gran Encuesta Integrada de Hogares, solo las personas que se dedican exclusivamente a los trabajos de cuidado sin remuneración, se observa un gran aumento desde la pandemia: mientras que en el 2019 eran 891.000 personas, en 2020 la cifra ascendió a casi 1,4 millones, donde el 84% de estas personas son mujeres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo-2017 del DANE, en Bogotá las mujeres cuya actividad principal es el trabajo de cuidado no remunerado en promedio destinan más de 10 horas a este tipo de trabajos. A su vez, el 42% de estas mujeres registra doble jornada laboral, es decir que, además de dedicarse a más de 6 horas al trabajo de cuidado no remunerado, se encuentran empleadas.
Ejercicios de cuidado que impactan de manera diferencial a las mujeres teniendo en cuenta sus diversidades frente a transcurrir vital, la pertenencia a comunidades raizales, negras, afrocolombianas y palenqueras, indígenas y del pueblo Rrom, víctimas del conflicto armado, migrantes o en condición de refugiadas, vendedoras ambulantes, que realizan actividades sexuales pagas, pertenecientes a los sectores LGBTI, entre otras, que lo hacen particular y único.
Esta fecha conmemorativa, expresa las diferentes luchas de los movimientos sociales de mujeres por nombrar, visibilizar, reconocer, distribuir, darle voz y enunciarlo como un trabajo, dado que históricamente ha sido asumido por las mujeres como algo “natural que le toca a las mujeres” en relación a los roles de género.
Por esto, reconocemos en los trabajos de cuidado, una dimensión social y colectiva que permite dar existencia a la vida, profundiza la necesidad de comprender que este tipo de trabajo responde a necesidades más allá de las individuales y por lo tanto es un pilar fundamental de la sociedad.
La tradicional división sexual del trabajo sigue predominando en nuestros hogares. Aún se mantienen imaginarios que ubican a una gran parte de los hombres como proveedores del hogar, lejanos de las labores domésticas y el ejercicio del cuidado. Para el caso de las mujeres las labores antes mencionadas no son remuneradas, se han convertido en obligaciones, sumado a los trabajos que desempeñan en el ámbito de lo público
Dicha inserción de las mujeres al mercado laboral tiene por lo menos tres aspectos fundamentales para resaltar: la necesidad de generar ingresos en los hogares en los casos que la mujer es cabeza de hogar, aumentar los ingresos para satisfacer necesidades básicas, trabajos que realizan desde la informalidad asociados al rol de género en dicho mercado los cuales presentan precariedad en su remuneración y la doble o triple jornada laboral con un solo pago, todo lo anterior, con miras a lograr la autonomía e independencia económica.
Así mismo, es necesario que, simultáneamente, los hombres y otra personas integrantes del hogar se inserten y participen en las actividades propias que demandan el espacio privado relacionadas con las labores domésticas y el trabajo del cuidado propios de espacio privado.
Esta discordancia, ha significado una importante barrera para que más mujeres puedan acceder a empleos, puedan terminar sus estudios académicos, incursionar en otros escenarios, los cuales se ven limitados por el trabajo de cuidado que minimizan tiempos de descanso, ocio, autocuidado para el desarrollo personal de las mujeres, lo cual impacta diferencialmente la salud física, mental y emocional de las cuidadoras.
En este contexto, la Alcaldía Local de Kennedy en el marco del Sistema Distrital de Cuidado- SIDICU próximamente pondrá en marcha el proyecto Kennedy por los derechos de las mujeres, el cual busca contribuir y equilibrar los trabajos de cuidado que han recaído por años en los hombros de las mujeres, en el marco de las estrategias de reconocimiento, reducción y redistribución del trabajo del cuidado en la localidad de Kennedy tal como lo plantea el Sistema Distrital del Cuidado.
En ese sentido, la transformación de imaginarios, los cambios en la distribución de estas labores en cada hogar, la generación de espacios de respiro y espacios de formación como apuestas de articulación institucional, son de gran importancia para superar las brechas entre mujeres y hombres.
